El proceso de pulido es un proceso de lijado ultrafino, en varios pasos que combina el uso de abrasivos convencionales de grano muy fino (para el lijado y eliminación de los defectos) con el uso de abrasivos en pasta (en una suspensión sobre un aceite).
Se realiza cuando el pavimento está recién instalado o muy deteriorado, consiste en rebajar el suelo con discos diamantados y agua, aproximadamente entre 3 y 4 milímetros, obteniendo así una superficie lisa e igualando la altura de las piezas colocadas.